viernes, 9 de noviembre de 2012

Dunkleosteus

EL TANQUE DEL OCÉANO

El Dunkleosteus vivió en el periodo Devónico, era el mayor carnívoro, y también el mayor animal de su época.

Reconstrucción del Dunkleosteus

Características

Esqueleto superficial que muestra la coraza del Dunkleosteus
El Dunkleosteus era un placodermo, un tipo de peces acorazados que vivieron entre el Silúrico y el Devónico. Este animal medía 9 metros de largo, de los cuales 1,2 perntenecían al cráneo. El cráneo estaba cubierto de unas placas óseas muy duras que servían como defensa ante otros depredadores o ellos mismos.Del resto del cuerpo no se ha descubierto material fósil, lo que indica que sus vértebras fueron cartilaginosas o muy poco osificadas, explicando su fragilidad para la fosilización, análogo de los tiburones. Sin embargo, es comúnmente representado con dos pares de aletas, una dorsal y una cola asimétrica (epicerca), basándose en esqueletos de placodermos parecidos.



Sus dientes no estaban hechos de esmalte, sino de hueso muy afilado, y no se dividían en piezas separadas, sino que en toda la mandíbula había un gran diente curvado y afilado. Sus aletas eran más bien pequeñas y se desplazaba casi enteramente con la fuerza de la cola, la cual medía 1,4 metros.


Comparación entre un ser humano y un ejemplar adulto

Comportamiento 

Era un pez violento. Se dice que recurría al canibalismo. Cuando ingería otros peces acorazados, como el Bothriolepis regurgitaba la cáscara, pues era imposible triturarla con sus dientes de hueso, aún así, aunque estos fueran de esmalte no habrían podido, eran muy territoriales, y aunque tenían territorios muy extensos, en la época de apareamiento estos desaparecián. Tras esto se reunían en aguas poco profundas, como atolones y bahías para depositar los huevos, seguramente no tardaban mucho en nacer y aventurarse mar adentro, pues había muchos depredadores, como euriptéridos de pequeño tamaño, tiburones como el Stethacanthus, o incluso, ellos mismos, tras la época de apareamiento volvían a aparecer los territorios, con lo que había muchas peleas, los perdedores se convertían en el alimento de las crías.

Megaterio

Megaterio, un perezoso de 6 metros.

Se da el nombre común de megaterios a dos animales pertenecientes a los géneros Megatherium (Megatherium americanum) y Eremotherium (Eremotherhium laurillardi). Era un perezoso terrestre, antepasado de los actuales perezosos que habitó en Sudamérica desde comienzos del Plioceno hasta hace 8.000 años, bien entrado el Holoceno, como confirman los últimos hallazgos en Argentina.

Características

Esqueleto de un ejemplar adulto
 Los megaterios llegaban a medir 6 m de altura cuando se alzaban sobre sus patas traseras, sus cabezas eran relativamente pequeñas, sus patas traseras algo más largas y robustas que las delanteras y tenían grandes garras que utilizaban tanto para escarbar en busca de raíces y tubérculos como para defenderse. Al contrario que los actuales perezosos, tenían colas largas y gruesas que alcanzaban los 50 cm de diámetro en la base. Sus fuertes mandíbulas constaban de 16 molares (8 en cada maxilar) carentes de esmalte.
Su enorme cuerpo estaba cubierto de un espeso pelaje.

La estructura de su esqueleto era muy fuerte y gruesa con huesos más robustos que los de un elefante, patas traseras cortas, pies grandísimos y una cola de 50 centímetros de diámetro en su nacimiento. La gran cabeza era pequeña en relación con el cuerpo.

Las mandíbulas eran poderosas. En cada maxilar, carente de colmillos, tenían 4 grandes molares desprovistos de esmalte por cada lado (un total de 16) y que eran de crecimiento continuo, o sea que crecían a medida que se desgastaban y tenían una caprichosa forma prismática. Con ellos era capaz de triturar ramas, frutos, hojas y flores al masticarlos, para extraerles los nutrientes. También utilizando las fuertes y grandes uñas, escarbaba la tierra en busca de raíces y tubérculos.

Esqueleto en posición semi-erguida

Descubrimiento

Varias docenas de fósiles de megaterios se han hallado en Sudamérica. El primer ejemplar hallado fue encontrado por Fray Manuel de Torres en las inmediaciones del río Luján, en Argentina y fue enviado a España en 1789 por el gobernador de Buenos Aires, convirtiéndose en el primer esqueleto fósil exhibido montado en la posición que debía tener en vida del animal.
Corría el año 1785 en las colonias españolas de América del Sur, cuando dirigiendo una obra a orillas del Río Luján, en lo que es hoy la provincia de Buenos Aires (Argentina), Fray Manuel de Torres encontró el esqueleto prácticamente completo de un animal desconocido. Enterrados en el sedimento, los huesos se encontraban en buen estado de conservación, el trabajo correspondiente a su extracción demandó algún tiempo y llamó fuertemente la atención el tamaño que tenían.

Para que se apreciara la envergadura del espécimen, se montó el esqueleto en su posición original sobre un armazón de madera y así se convirtió en el primer resto fósil exhibido de esta forma. Por su tamaño fue llamado Megatherium americanum (del griego: mega, grande y therion, bestia).

Megaterio y la fauna de la zona

Habiendo tomado conocimiento de los restos enviados a Europa en 1788, Charles Darwin, en su visita a Argentina en 1833, observó similares características entre los armadillos (mamíferos conocidos en la zona como mulita grande ó tatú) vivos y los extintos megaterios. En sus observaciones sugirió que los armadillos descendían de los megaterios, y utilizó este argumento como una de las claves determinantes para el desarrollo de su teoría de la evolución. Al analizar los factores que condujeron a la desaparición del megaterio podemos decir que este proceso de extinción fue general para el conjunto de los megamamíferos americanos. La evolución favoreció la supervivencia de los animales de menor tamaño, afirmando que en general, en todas las especies de vertebrados terrestres, el gigantismo fue la manifestación de una próxima decadencia.

Evolución

Los perezosos terrestres, como los demás xenartros, evolucionaron en aislamiento durante el Paleógeno. En el período Plioceno, se formó el istmo de Panamá lo que causo el Gran Intercambio Biótico Americano y la consiguiente extinción de una importante proporción de la megafauna originaria de Sudamérica. Sin embargo los perezosos terrestres se adaptaron con éxito a las nuevas condiciones biológicas logrando colonizar ademas América del norte, donde florecieron hasta el final del Pleistoceno. En el sur, los perezosos gigantes vivieron hasta hace unos 10.000 años. Se ha señalado con frecuencia, que la llegada del Hombre al continente provocó su extinción, siendo relativamente frecuente el hallazgo de huesos semicalcinados de grandes perezosos entre los mas antiguos asentamientos.

Este género aparece en el registro paleontológico por primera vez para el Plioceno de Bolivia en la forma de Megatherium altiplanicum., siendo muy similar al perezoso terrestre del Mioceno Promegatherium. Su tamaño era similar al de un rinoceronte. Las especies de megaterios se volvieron mayores con el tiempo, siendo Megatherium americanum la de mayor tamaño, alcanzando las dimensiones de un elefante africano.







jueves, 8 de noviembre de 2012

Eohippus

EOHIPPUS:El primer eslavón de la evolución del caballo

El Hyracotherium, mejor conocido como Eohippus no se parecía casi en nada al caballo actual en tamaño ni características, medía en promedio 35 cm a la cruz, pesaba unos 5.5 kilos ¡¡¡¡¡Prácticamente como un perro!!!!! tenía el dorso arqueado y en lugar de tener un dedo protegido por un casco, tenían una mano con planta carnosa, con 4 dedos en las patas delanteras y 3 en las traseras, todos ellos terminados en unas fuertes uñas córneas (mas o menos como las patas de los venados).


Sus dientes estaban adaptados para el consumo de hojas tiernas de los arbustos y sus ojos también eran diferentes, pues estaban situados más al centro de la cabeza impidiendole una buena visión lateral (que en el caballo actual sirve como sistema defensivo), pero el Eohippus no lo necesitaba ya que en el ambiente selvático en el que habitaba,se cree que se movían en grupos no muy numerosos según los yacimientos conocidos y su camuflaje era más efectivo para evadir a los depredadores sobre todo en campo abierto,luego en lugares más frondosos se "colaban" en la vegetación y asi esquivaban con más facilidad a sus depredadores.





Puentes naturales (ahora lo ves, ahora no lo ves):
 
Muchas personas piensan que el caballo llegó a América durante la conquista (me incluía yo), pero esa idea no es del todo cierta. Según estudios y fuentes académicas durante el período Eoceno, al principio de la evolución equina, Norteamérica ya estaba habitada por antepasados del Equus caballus. En aquel entonces el continente Americano se encontraba conectado a Europa y Asia a través de puentes naturales, que se mantuvieron hasta el fin de la época glacial, aproximadamente en el año 9,000 a.C. Estos puentes permitieron que durante más de un millón de años, se produjeran migraciones de especies de Equus hacia lo que se conoce como el Viejo Mundo. Al derretirse los glaciares América quedó aislada del resto de los continentes y mil años después, por causas que aún no se conocen, el caballo se extinguió por completo en este continente.
Las cuatro especies relacionadas con el Equus se distribuyeron de la siguiente manera: caballos en Europa y Asia occidental, asnos y cebras en el norte y sur de África respectivamente, y onagros en el Medio Oriente.

Reconstrucción de un ejemplar en el museo de historia natural en Dublín



Esqueleto de un Eohippus

Algo de historia: 

En 1492, Cristobal Colón ancló en costas americanas y por ese hecho histórico se dieron grandes acontecimientos, uno de ellos: La Reconquista Equina (término acuñado por si mismo, je je je), pues el caballo que en el Nuevo Mundo se había extinguido 8,000 años atrás, sus parientes modernos llegaron a alcanzar la cifra de 25 millones de ejemplares en los 400 años siguientes al descubrimiento de América.

Cristóbal Colón durante su primera expedición dejó 30 caballos en la isla de la Española y en muy poco tiempo el número de animales se multiplicó considerablemente.
 
Años después Hernán Cortés llegó a México con 16 caballos, once sementales y cinco yeguas. Entre estos caballos se encontraba El Morzillo que fué la montura de Cortés durante mucho tiempo.